Una vez que con el post
anterior (parte I) conocimos como se identificaban las rutas y senderos en
virtud de sus tipos y características, ahora estamos en disposición de poder
seleccionar o elegir con un mínimo de garantías las rutas que se adapten mejor
a nuestras posibilidades y gustos.
Como en otras ocasiones he comentado, el
proceso natural de la iniciación al senderismo pasa por asesorarse y
acompañarse en nuestras primeras rutas por un experto o participar en un club o
grupo de senderismo, y de esta forma, la elección de la ruta a realizar será
guiada o tutoriada. Pero no cabe duda que llegado el momento en el que nos
sintamos con conocimiento suficiente, nos gustará poder tener la iniciativa de
elegir por nosotros mismos la ruta o sendero a caminar, o incluso ponderar el
desafío de realizarla sin asesoramiento... Pero para que esa iniciativa surja es
imprescindible atesorarse de unos conocimientos e instrumentos que nos
posibiliten, por un lado, disponer de una biblioteca de rutas de donde poder
seleccionarlas y... por otro lado, nos permitan hacer un estudio detallado de
ella para afrontarla con garantías.
Buscadores de rutas o senderos.
Gracias al mundo digital y a internet
actualmente disponemos de una gran facilidad para acceder a varias plataformas
donde buscar las posibles rutas que nos interesen. Como el objetivo de este
post no es hacer una comparativa de buscadores de rutas o senderos, sólo vamos
a referenciarnos en un par de sitio web que, por su probada solvencia, nos
sirva de ejemplo para localizar nuestras futuras rutas.
Indudablemente a la hora de consultar
rutas o senderos homologados (SL,s. , PR,s. o GR,s.) los buscadores más
avalados son los de las federaciones autonómicas de montaña, como por ejemplo
la de la imagen superior de la Federación Andaluza de Montaña, o también por
ejemplo la siguiente...
Estos buscadores de las federaciones
autonómicas de montaña disponen de una ingente biblioteca de senderos y además
clasificados por los distintos factores de dificultad, distancia o localización
dentro de la autonomía.
A nivel web menos
"oficialista", pero no por ello menos eficaz, existen varias apps con
grandes cantidades de rutas para consultar. Aunque en estos casos es importante
tener en cuenta que estas rutas están aportadas por usuarios que una vez
realizadas las han grabado en la aplicación, por lo tanto deben de ser
estudiadas con más detenimiento porque sus itinerarios (track,s.) pueden
contener errores. Para mi actualmente la mejor web (apps) de consulta es Wikiloc.
https://es.wikiloc.com/wikiloc/find.do |
Tanto en las web,s. de las federaciones autonómicas
de montaña como en las apps como Wikiloc, puedes conseguir bastante información
de las características de la ruta que te interese, es más, lo ideal es que compruebes, cruzando datos, la
veracidad de estos y se complementen entre las dos fuentes.
También es posible descargarse el track (itinerario) para poderlo imprimir
sobre un mapa topográfico o sobre uno de fotografía aérea, o cargar en el navegador
gps del móvil o en un navegador gps específico para senderismo (p.e. Magallan ,
Garmin o Twonav).
Bien ya tenemos donde buscar la ruta
que nos interese... ahora lo que tenemos que aprender es a interpretar y
estudiar el itinerario y características de esa ruta, para comprobar si es
idónea y realizable por nosotros, y también para que no nos sorprenda
negativamente lo que nos vayamos a encontrar cuando estemos caminando por ella.
Planificar una ruta.
Los itinerarios no son todos iguales,
si fueran así serían muy aburridos, algunos por ejemplo requieren de un equipo
especial o una condición física más idónea para abordar ciertas partes o
accesos, y de ahí que en el post anterior viéramos como se catalogaban las
rutas por su longitud, su trazado o por su dificultad técnica. Por eso ahora
vamos a tratar las distintas características en las cuales nos debemos fijar
para estudiar de forma preventiva las rutas antes de hacerlas.
A modo general llamamos "Planificar una ruta" al
conjunto de acciones necesarias para estudiar y preparar la realización de esta
actividad con un mínimo de garantías. Las
mínimas acciones para Planificar una Ruta
son las siguientes:
- Estudiar y escoger la ruta apropiada al nivel de los ejecutantes. - Calcular el horario previsto tanto para realizar la ruta, con sus paradas para avituallamiento y descanso, como para el desplazamiento hasta el inicio y desde el final.
- Consultar y tener en cuenta la previsión meteorológica y su incidencia sobre el terreno y sobre los ejecutantes.
- Prever un plan alternativo por si hay que acortar la ruta.
- Dejar aviso a donde se va y el horario posible de regreso.
- Equiparse adecuadamente a nivel individual y grupal según las necesidades de cada ruta.
Bien, veamos punto por punto...
1. Estudio de la Ruta.
Nuestro estado físico, nuestra
experiencia en la práctica del senderismo, la cantidad de tiempo que disponemos
para realizar la ruta, la disponibilidad de medios de transporte y el equipo de
que disponemos..., serán unos condicionantes importantes a la hora de escrutar
minuciosamente las posibilidades de ejecución de las distintas rutas. No
podemos dejarnos llevar por esas fotos maravillosas de la naturaleza que nos
ofrecen las descripciones de las rutas..., recordemos siempre que esta es una
actividad física y al aire libre...y por tanto, hay que tener en cuenta no sólo
nuestros propios condicionantes, antes mencionados, sino también los del
itinerario... entre los que se encuentran:
Longitud o distancia del itinerario: A más
kilómetros, más tiempo y más esfuerzo.
Desnivel: A mayor desnivel, ya sea positivo (de subida) o negativo (de bajada),
más esfuerzo, especialmente en ciertos grupos musculares o articulaciones, y
además incide también en el tiempo de realización. Al calcular el desnivel
total es necesario sumar todos los desniveles positivos que se suben, o todos
los negativos que se bajan, a esto se llama desnivel acumulado.
Firme o tipo de terreno por donde tenemos que andar: No es lo
mismo caminar por un camino pedregoso que por el arenoso de una rambla o el
cauce de un arroyo. Como es lógico tiene incidencia en el esfuerzo, en el
tiempo y en el equipo a llevar...
Tipo de vegetación / masa forestal o la ausencia de ella..., y
su incidencia en nosotros como protección del sol y del viento.
La existencia de pasos o accesos obligados de especial
superación: retienen o retrasan el discurrir de la ruta, especialmente si el
grupo de senderismo es numeroso. Hay pasos que requieren poco esfuerzo como los
puentes colgantes pero que en su mayoría solo se pueden pasar de uno en cada
vez, con lo que también retrasa a la comitiva.
La facilidad de orientación en el itinerario: Hay rutas muy
bien señalizadas y otras que carecen totalmente de señalización. Además en el
caso de estas últimas, existen rutas en el que el número de cruces de caminos o
sendas, los desmontes y las posibilidades de nieblas, complican en grado sumo
el seguir el trayecto marcado. Un
despiste en orientación puede acarrear horas y kilómetros de más para volver a
la senda correcta. Actualmente con el seguimiento del track por
GPS del teléfono móvil o por un navegador específico de los que hay en el
mercado, se facilita en gran medida el enrutamiento correcto, aunque hay que
tener en cuenta que existen zonas del terreno de difícil captación de los
satélites (al menos hacen falta 3 para una determinación correcta) como son los
barrancos profundos (o la falta de cobertura en caso de los móviles). Por eso yo
aconsejo llevar siempre un mapa topográfico y brújula para una consulta de
confirmación del itinerario.
Como vemos no son pocos los aspectos o condicionantes que puede presentar los itinerarios, así que para facilitar la interpretación rápida
del nivel de dificultad técnica (que recoge todos los parámetros expuestos en
este punto), en la descripción de las rutas de algunos buscadores aparece la
categorización por el método MIDE.
Con este
método, los expertos de la Federación de Montaña, han categorizado los
distintos parámetros de dificultad técnica para que sirvan de referencia a los
senderistas que se interesen en preparar y realizar estas rutas. Para tener más
información de todos los índices de categorización del método MIDE...: https://montanasegura.com/el-mide/
Desgraciadamente en la actualidad la inclusión de esta calificación en la información de las rutas aún no es muy extendida y son pocas las que disfrutan de ella.
2. Programación del horario previsto par la jornada.
Dependiendo de las características
expuestas en el punto anterior, debemos tener en cuenta para el cálculo y
determinación del horario de inicio y fin, tanto de la ruta como de la jornada,
los siguientes parámetros:
a) Tiempo efectivo caminando:
contando la longitud de la ruta, los desniveles, las irregularidades del
terreno y los puntos de paso difíciles, que si vamos en grupo retrasarían la
marcha.
b) Tiempos de descanso y avituallamiento.
c) Tiempos de desplazamiento, desde el sitio de quedada con
coche o autocar, hasta
el inicio de la ruta y desde el final de la misma para la vuelta. Tener en
cuenta aquí el tipo de trazado de la ruta: lineal, circular o de ida y vuelta.
d) Índice de corrección al tiempo efectivo, derivado por ejemplo de la
incidencia climatológica: un excesivo calor, frío, viento o precipitaciones
hace que el avance sea normalmente más lento y el esfuerzo hace cada vez más
mella en la reserva energética corporal. Aquí hay que ser generoso y prever más
tiempo para "los momentos indeterminados": hacer fotos, reponer
líquidos, desabrigarse o abrigarse según la temperatura, etc...
Bien, una vez ponderados todos estos tiempos, para
programar el horario de la jornada debemos tener claro en que horquilla de tiempo nos convendría más estar
caminando (por aprovechar más luz o menos calor,...), así por
ejemplo podemos determinar, sumando los tiempos de los apartados (a+b+d) que
esta suma es de 5 horas y 30 minutos, y así escogemos que lo mejor es estar
caminando entre las 09'00 horas a 14'30 horas (incluido el tiempo de descanso o
avituallamiento intermedio). Para finalizar simplemente tenemos que añadir por
delante y por detrás los tiempos de desplazamiento en vehículo a la zona de
ruta, y determinar de esta forma el inicio y fin de jornada (serían las horas
de quedada y despedida con los demás que nos acompañan a la ruta).
3. La previsión climatológica.
De lo comentado en los apartados
anteriores se desprende la fuerte incidencia que tiene el tiempo climatológico
en todas las actividades que se realicen al aire libre. Principalmente en dos
aspectos fundamentales: en el terreno o zona por la cual caminemos y en los
ejecutantes propiamente dicho. En relación a la climatología que haga, podrá
variar el tiempo de ejecución, el esfuerzo a realizar, el equipo a llevar e
incluso podríamos declinar el hacer un tipo de ruta u otra... Por lo tanto no
dejemos al azar este aspecto fundamental... Un aviso: hay rutas que en su itinerario tienen zonas donde el fuerte
viento es más pernicioso que incluso la lluvia.
4. Plan alternativo para acortar la ruta.
Esta es la parte de preparación que incluso los
veteranos no le prestan demasiada atención. Es más, ejecutando la ruta, cuando
las cosas se tuercen por cualquiera de las incidencias antes descritas u otras, somos
todos muy reacios en tomar la decisión de acortar o volver para casa... Pero
ahí es donde se demuestra la veteranía... en la valentía de la razón para convencer al corazón que la ruta que se
está haciendo se tendrá que dejar para otro día, antes que se produzcan lesiones o
desgracias que inhabiliten al personal por mucho más tiempo.
En el estudio del recorrido
del itinerario hay que determinar cierto puntos o hitos donde se puedan enlazar
con caminos alternativos para volver al inicio o en atajos para llegar al
final... Con esto en mente y sabiéndolos reconocer en el terreno se va
precavido y con suficiente control en la ruta.
Mapa de ruta con posibles atajos marcados en amarillo
5. Dejar constancia de la ruta y horario de regreso.
Esto son otras de las acciones que no se realizan,
por aquello de que como vivimos en un mundo súper comunicado, pensamos que
siempre hay la posibilidad de llamar con el móvil en caso de que ocurra alguna
emergencia. Pero las casualidades ocurren y en la montaña las probabilidades de
que se queden sin cobertura los móviles es una realidad palpable en demasiadas
ocasiones. Por lo tanto no cuesta casi nada hacerle una foto al mapa de la ruta
y ponerle en el pie la hora de salida y llegada, y enviársela a un familiar o
amigo que entienda un poco de la actividad. Y asunto resuelto....por si hay que
llamar al 112 (emergencias).
6. Adaptar nuestra equipación a la ruta elegida.
Ya hablamos en el post pasado “¿Que me llevo a las rutas?”,
del material y equipo a llevar normalmente. En consecuencia a la elección y el
planeamiento realizado para la ruta a realizar, se deducirá las necesidades de
equipo tanto individual como colectivo a añadir para realizarla con garantías.
Indudablemente, después de leer esta publicación,
pensarás que para estar iniciándote con unas rutas de poca distancia y
facilonas no se necesitan tantas preparaciones..., y no te quito la razón; pero
te aseguro que si se te mete el gusanillo del senderismo en el cuerpo, más
pronto que tarde vas a querer atreverte con esas rutas que te van a comentar
tus compañeros de fatigas y en las cuales se llegan a parajes naturales
maravillosos, pero que entonces serán de mayores distancias y mas duras, y en
consecuencia que requieren mayor preparación. Mi consejo es que se avance progresivamente y que,
poco a poco, los que se animen y quieran ser mas activos en las rutas, vayan
participando en la preparación y control de estas....os aseguro que el nivel de
satisfacción es superior.
Si no al tiempo... ya me comentaréis...
Longitud o distancia del itinerario: A más
kilómetros, más tiempo y más esfuerzo.
Desnivel: A mayor desnivel, ya sea positivo (de subida) o negativo (de bajada),
más esfuerzo, especialmente en ciertos grupos musculares o articulaciones, y
además incide también en el tiempo de realización. Al calcular el desnivel
total es necesario sumar todos los desniveles positivos que se suben, o todos
los negativos que se bajan, a esto se llama desnivel acumulado.
Firme o tipo de terreno por donde tenemos que andar: No es lo
mismo caminar por un camino pedregoso que por el arenoso de una rambla o el
cauce de un arroyo. Como es lógico tiene incidencia en el esfuerzo, en el
tiempo y en el equipo a llevar...
Tipo de vegetación / masa forestal o la ausencia de ella..., y
su incidencia en nosotros como protección del sol y del viento.
La existencia de pasos o accesos obligados de especial
superación: retienen o retrasan el discurrir de la ruta, especialmente si el
grupo de senderismo es numeroso. Hay pasos que requieren poco esfuerzo como los
puentes colgantes pero que en su mayoría solo se pueden pasar de uno en cada
vez, con lo que también retrasa a la comitiva.
La facilidad de orientación en el itinerario: Hay rutas muy
bien señalizadas y otras que carecen totalmente de señalización. Además en el
caso de estas últimas, existen rutas en el que el número de cruces de caminos o
sendas, los desmontes y las posibilidades de nieblas, complican en grado sumo
el seguir el trayecto marcado. Un
despiste en orientación puede acarrear horas y kilómetros de más para volver a
la senda correcta. Actualmente con el seguimiento del track por
GPS del teléfono móvil o por un navegador específico de los que hay en el
mercado, se facilita en gran medida el enrutamiento correcto, aunque hay que
tener en cuenta que existen zonas del terreno de difícil captación de los
satélites (al menos hacen falta 3 para una determinación correcta) como son los
barrancos profundos (o la falta de cobertura en caso de los móviles). Por eso yo
aconsejo llevar siempre un mapa topográfico y brújula para una consulta de
confirmación del itinerario.
Como vemos no son pocos los aspectos o condicionantes que puede presentar los itinerarios, así que para facilitar la interpretación rápida
del nivel de dificultad técnica (que recoge todos los parámetros expuestos en
este punto), en la descripción de las rutas de algunos buscadores aparece la
categorización por el método MIDE.
Con este
método, los expertos de la Federación de Montaña, han categorizado los
distintos parámetros de dificultad técnica para que sirvan de referencia a los
senderistas que se interesen en preparar y realizar estas rutas. Para tener más
información de todos los índices de categorización del método MIDE...: https://montanasegura.com/el-mide/
Desgraciadamente en la actualidad la inclusión de esta calificación en la información de las rutas aún no es muy extendida y son pocas las que disfrutan de ella.
2. Programación del horario previsto par la jornada.
Dependiendo de las características
expuestas en el punto anterior, debemos tener en cuenta para el cálculo y
determinación del horario de inicio y fin, tanto de la ruta como de la jornada,
los siguientes parámetros:
a) Tiempo efectivo caminando:
contando la longitud de la ruta, los desniveles, las irregularidades del
terreno y los puntos de paso difíciles, que si vamos en grupo retrasarían la
marcha.
b) Tiempos de descanso y avituallamiento.
c) Tiempos de desplazamiento, desde el sitio de quedada con
coche o autocar, hasta
el inicio de la ruta y desde el final de la misma para la vuelta. Tener en
cuenta aquí el tipo de trazado de la ruta: lineal, circular o de ida y vuelta.
d) Índice de corrección al tiempo efectivo, derivado por ejemplo de la
incidencia climatológica: un excesivo calor, frío, viento o precipitaciones
hace que el avance sea normalmente más lento y el esfuerzo hace cada vez más
mella en la reserva energética corporal. Aquí hay que ser generoso y prever más
tiempo para "los momentos indeterminados": hacer fotos, reponer
líquidos, desabrigarse o abrigarse según la temperatura, etc...
Bien, una vez ponderados todos estos tiempos, para
programar el horario de la jornada debemos tener claro en que horquilla de tiempo nos convendría más estar
caminando (por aprovechar más luz o menos calor,...), así por
ejemplo podemos determinar, sumando los tiempos de los apartados (a+b+d) que
esta suma es de 5 horas y 30 minutos, y así escogemos que lo mejor es estar
caminando entre las 09'00 horas a 14'30 horas (incluido el tiempo de descanso o
avituallamiento intermedio). Para finalizar simplemente tenemos que añadir por
delante y por detrás los tiempos de desplazamiento en vehículo a la zona de
ruta, y determinar de esta forma el inicio y fin de jornada (serían las horas
de quedada y despedida con los demás que nos acompañan a la ruta).
3. La previsión climatológica.
De lo comentado en los apartados
anteriores se desprende la fuerte incidencia que tiene el tiempo climatológico
en todas las actividades que se realicen al aire libre. Principalmente en dos
aspectos fundamentales: en el terreno o zona por la cual caminemos y en los
ejecutantes propiamente dicho. En relación a la climatología que haga, podrá
variar el tiempo de ejecución, el esfuerzo a realizar, el equipo a llevar e
incluso podríamos declinar el hacer un tipo de ruta u otra... Por lo tanto no
dejemos al azar este aspecto fundamental... Un aviso: hay rutas que en su itinerario tienen zonas donde el fuerte
viento es más pernicioso que incluso la lluvia.
4. Plan alternativo para acortar la ruta.
Esta es la parte de preparación que incluso los
veteranos no le prestan demasiada atención. Es más, ejecutando la ruta, cuando
las cosas se tuercen por cualquiera de las incidencias antes descritas u otras, somos
todos muy reacios en tomar la decisión de acortar o volver para casa... Pero
ahí es donde se demuestra la veteranía... en la valentía de la razón para convencer al corazón que la ruta que se
está haciendo se tendrá que dejar para otro día, antes que se produzcan lesiones o
desgracias que inhabiliten al personal por mucho más tiempo.
En el estudio del recorrido
del itinerario hay que determinar cierto puntos o hitos donde se puedan enlazar
con caminos alternativos para volver al inicio o en atajos para llegar al
final... Con esto en mente y sabiéndolos reconocer en el terreno se va
precavido y con suficiente control en la ruta.
Mapa de ruta con posibles atajos marcados en amarillo |
5. Dejar constancia de la ruta y horario de regreso.
Esto son otras de las acciones que no se realizan,
por aquello de que como vivimos en un mundo súper comunicado, pensamos que
siempre hay la posibilidad de llamar con el móvil en caso de que ocurra alguna
emergencia. Pero las casualidades ocurren y en la montaña las probabilidades de
que se queden sin cobertura los móviles es una realidad palpable en demasiadas
ocasiones. Por lo tanto no cuesta casi nada hacerle una foto al mapa de la ruta
y ponerle en el pie la hora de salida y llegada, y enviársela a un familiar o
amigo que entienda un poco de la actividad. Y asunto resuelto....por si hay que
llamar al 112 (emergencias).
6. Adaptar nuestra equipación a la ruta elegida.
6. Adaptar nuestra equipación a la ruta elegida.
Ya hablamos en el post pasado “¿Que me llevo a las rutas?”,
del material y equipo a llevar normalmente. En consecuencia a la elección y el
planeamiento realizado para la ruta a realizar, se deducirá las necesidades de
equipo tanto individual como colectivo a añadir para realizarla con garantías.
Indudablemente, después de leer esta publicación,
pensarás que para estar iniciándote con unas rutas de poca distancia y
facilonas no se necesitan tantas preparaciones..., y no te quito la razón; pero
te aseguro que si se te mete el gusanillo del senderismo en el cuerpo, más
pronto que tarde vas a querer atreverte con esas rutas que te van a comentar
tus compañeros de fatigas y en las cuales se llegan a parajes naturales
maravillosos, pero que entonces serán de mayores distancias y mas duras, y en
consecuencia que requieren mayor preparación. Mi consejo es que se avance progresivamente y que,
poco a poco, los que se animen y quieran ser mas activos en las rutas, vayan
participando en la preparación y control de estas....os aseguro que el nivel de
satisfacción es superior.
Si no al tiempo... ya me comentaréis...
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